lunes, 15 de mayo de 2017

¿Cómo de que no?

Quizá tengo una familia - baby boomer - promedio (6 hermanos nacidos entre 1962 y 1971) esto de la maternidad me causa sentimientos encontrados... tengo dos hijos, esto significa que no le dí la vuelta a lo que en la época en que mi madre se casó se consideraba el "destino más sublime de la mujer"...
... pero también soy irónica y bipolar en relación con el Día de las Madres... el mismo día una puede resultar conmovida por gestos y detalles pequeños y humanos que enaltecen el día, y por el otro, renegar de la paralización casi total de las actividades alrededor.
Sin embargo, una no deja de ser quien es... mi madre siempre - hasta donde recuerdo - siempre trató de alentar a sus crianzas a que defendiéramos nuestros puntos... "¿cómo de que no?" era la expresión cuando uno llegaba de capa caída, después de una muy frustrada negociación en donde uno entraba - como diría un muy querido amigo - con la retaguardia expuesta (bueno, eso no lo decía así, pero así era)... y entonces, nos metía un regaño, nos mandaba a la segunda vuelta... y a veces - ante el rotundo fracaso - tomaba las riendas del asunto, en donde, seguramente, el oponente terminaría por ceder, pedirle perdón, asumir culpas propias y ajenas y retirarse con el rabo entre las piernas.
Hasta la fecha, y con 81 años de trayectoria, mi madre continúa siendo el terror de todo aquél que se atreva a meterse con alguien de su tribu estando ella presente... esto, por supuesto, ha tenido sus consecuencias...
... el albañil que - al ser interpelado por mi madre - deja de trabajar porque tiene que consultar conmigo lo que ya le había pedido... pero le tiene miedo a la señora,
... los policías y microbuseros locales, que terminan regañados - regañadísimos - porque se atreven a torcer los hechos para sacar provecho de ellos (terminan pidiéndole la bendición y besándole la mano)... 
... y así hay muchas historias...
Pero la verdad es que uno observa y dice... "yo no voy a actuar de este modo"...
¿no?
Mi criatura número 1 - que va llegando al cuarto de siglo - nació para ejecutivo; tiene la mala tendencia de que cuando señala que hay un asunto por resolver - y su mamá se hace cargo -  simplemente se desentiende del desenlace (mal por mí, mal por él)...
y su mamá (yo) juro y perjuro que será la última vez que lo hago, que lo dejaré "hacerse bolas".
ja, ja... la de hoy...
- Mamá, ¿pagaste el resto del anillo (de graduación)
- Sí, te dejé el comprobante en tu cuarto y te lo dije
- Es que no me lo entregaron porque no tengo comprobante de pago...
- (pensando... "es-tú-pendo, ya valió el depósito porque este nunca...") cara de furia, gritos, sombrerazos, mi amigo el profesor muerto de la risa y yo furiosa...
Pasan 5 minutos... hablo por teléfono...
- Aquí tengo en mi chequera el comprobante que hice el depósito, ¿crees que esto servirá?
- Pues vamos a ver...
¿Quién hizo la cola de nuevo?
¿Quién negoció con los señores del anillo y mostró algunas evidencias?
¿Lo logramos?

Conclusión... soy mi madre... 





domingo, 2 de abril de 2017

Efecto Doppler

Esa práctica de física si me la aprendí... y si acudimos a la fuente más accesible en Google (Wikipedia) se trata de "el cambio de frecuencia aparente de una onda producida por el movimiento relativo de la fuente respecto a su observador"1, la verdad, más sencillo que definirlo, es mejor ilustrarlo el punto o la fuente donde se genera el movimiento y el efecto de expansión que genera: 

Vale la pena decir que tengo muchos alumnos que son ingenieros... y que la mecánica (así como a Kant el Giro Copernicano) me ha servido para encontrar algunos ejemplos que uso como punto de partida para alentar cierta comprensión sobre la idea de la ética.
Sin embargo, hasta este momento se me ocurre que esta explicación proveniente de la física, debiera ser utilizada para ilustrar el cómo nuestras acciones no solo tienen repercusión en nosotros mismos, sino generan un efecto de onda expansiva.
La educación debería enseñarnos a pensar desde uno mismo hacia los demás... incluyendo más allá de la situación o problemática directa, o de los posibles directamente involucrados, sino pensando en un efecto expansivo y a más largo plazo.
Nuestros modelos de pensamiento han dejado de centrarse en el sujeto en tanto persona, para hacer conexión simplemente con el ego... mientras yo resuelva mi problema, lo demás que siga su propio curso... el caso es sencillo, en un examen planteo una situación que pone al protagonista (un estudiante) en la posibilidad de presentar un plagio del que "nadie se va a enterar" y más de un estudiante argumenta que es algo legítimo... que finalmente se trata de la "felicidad" del protagonista... y que no afecta a nadie más... en suma, no considera la situación más allá del punto de origen y las consecuencias inmediatas, una vez el fin es lograr un resultado aceptable, el bien es externo... no se valora siquiera la integridad personal, el riesgo de minar un carácter que uno no se toma la molestia de explorar o reconocer porque es un ejercicio complejo, engorroso ¿y si descubro que no me gusto? ¿qué me puede importar el engaño del que hago objeto a otra persona si en realidad ni se va a dar cuenta ni funciona en relación con mis intereses?
Estructuramos nuestras comunicaciones para alimentar millones de egos... y difícilmente lo hacemos para establecer lazos de comprensión, respeto y comunicación, el resultado, que se considere que es legítimo hacer trampa mientras no me cachen... y si me cachan... pues que no sean tan malos conmigo, que lo dejen pasar sin consecuencia... porque ¿cómo me voy a reconstruir ante el fracaso?
Ya no en las clases de física, sino en la educación en general, deberíamos reconocer el potencial educativo de un modelo como el "efecto doppler" y aprender a pensarlo también en lo social...
Dicen que los antiguos navegantes de la Polinesia aprendieron a navegar el inmenso Océano Pacífico con la fuerza de sus sentidos... que conocían las corrientes por el cambio de temperatura o el aroma de los vientos... es decir... iban más allá del punto de incidencia...
Ese - quizá - debería ser el reto de una "reforma educativa" que presume su meta de "formar ciudadanos"... enseñar a reconocer que uno es el punto de incidencia, pero que sus impactos tienen efecto más allá de las acciones presentes... eso... y quitarnos de una vez la idea de que los números (las calificaciones) son fines en sí mismos.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Doppler, fecha de última consulta 2 de abril de 2017.

sábado, 11 de marzo de 2017

Emmanuel Kant 2.0 (o don Manuelito en el fesibuk)

Citando a mi querida "Piojito Potter", los dos primeros meses fueron ensayo.

Como la moral es social, crecemos en un mundo donde aprendemos a controlar nuestros impulsos desde el sistema de normas (legales, sociales, religiosas, morales) que se nos imponen, y aprendemos a interiorizarlos.
Sin embargo, la ética es un asunto más complicado, porque cada día me convenzo más que no basta la argumentación que nos presente cualquiera de los respetables teóricos que conforman la enciclopedia de la ética, sin que cada uno haga un ejercicio de orden psicológico, hacia sí mismo.
Es muy sencillo apuntar el dedo para señalar hacia cualquier punto en el espacio donde encontramos la dimensión de lo correcto o lo incorrecto... más complicado es apuntar hacia sí mismo, porque tampoco se puede hablar de ética sin ejercitar y desarrollar el músculo del pensamiento crítico.
En ocasiones el cine nos cuenta historias sobre un mismo hecho, pero desde la perspectiva de distintos testigos (Rashomon, de Akira Kurosawa; "El Puente de San Luis Rey", por ejemplo), cada uno plantea una interpretación de los hechos, desde la perspectiva de su propia experiencia... el pero es que ninguno de ellos es el protagonista y por lo tanto, no puede saber las auténticas motivaciones que mueven al sujeto señalado a actuar de una u otra forma... pero lo juzgamos, lo sentenciamos y lo condenamos por esa pequeña porción de realidad que se difunde aderezada de los juicios nada críticos de algún testigo.
El problema de la ética es que pensamos que solo los grandes cuestionamientos morales, las tremendas disyuntivas existenciales, incluso en juicio crítico, son herramientas del pensamiento que aplican en momentos muy específicos, sin darnos cuenta que en realidad forman parte de nuestro carácter, que se conoce en la vida cotidiana - de forma individual o en grupo, en situación "normales" o bajo circunstancias extraordinarias, porque finalmente siempre somos el mismo sujeto; es por esto que afirmo que la ética requiere de una dimensión psicológica, un conocimiento de sí mismo y un conocimiento de que nuestra naturaleza como seres humanos es muy parecida - todos tenemos nuestro lado luminoso y obscuro.
Aprender a pensar antes de reaccionar ha sido - desde tiempos muy remotos - algo que consideramos los humanos que nos distingue de otros seres vivos y nos permite la vida en sociedad. Sin embargo, la espectacularidad de las redes sociales, de las tecnologías que nos llevan a ser tanto productores como consumidores de contenidos, de alguna forma potencian esa capacidad tan humana de reaccionar antes de hacer una pausa y preguntar si lo que juzgo en verdad corresponde a los hechos de los que soy testigo.
Yo uso las redes - como muchos otros - para dejar mensajes que me permiten remontar bloqueos; mis amigos reaccionan y a veces armamos conversaciones, otras simplemente se agradecen sus respuestas, porque finalmente lo que uno busca es ser escuchado por alguien más que su conciencia. De la misma manera, uno escribe diarios, habla por teléfono, deja mensajes... incluso pinta, hace ejercicio o se dedica a la carpintería... para romper bloqueos, dejar el estado de entropía y permitir que entre aire y nuevas ideas.  Y si bien es cierto que todo lo que uno pone aquí deja huella, también es cierto que hay mucho que se interpreta sin un contexto... y llega hasta donde llega... el punto en que una persona es efectivamente impactada por una interpretación: ya sea que se le retire la visa, le armen una investigación en el trabajo, lo consideren persona "non grata", etc.
Somos demasiado humanos, demasiado reactivos y esto deberíamos aprenderlo desde el principio... de hecho, una de las tareas más trascendentes de la educación es - y debe seguir siendo - enseñar a pensar de manera crítica, no solo ante problemas del tamaño de un iceberg, sino ante la vida cotidiana.
Kant diría que el juicio crítico pasa por aprender a pensar por uno mismo (de tal manera que la norma de tu voluntad sea congruente con una Ley Moral Universal asumida libremente), pensar en el lugar de cada otro (porque cada persona es un fin en sí misma y no debe ser utilizada como un medio) y pensar siempre de acuerdo con uno mismo (como si uno fuese quien establece lo que es justo para todo el mundo).
La suma de conocimiento de la realidad y la imaginación que se necesita para encontrar los reguladores morales que le permiten a uno actuar con autonomía moral, es una posibilidad para cualquier persona "moralmente educada" diría Adela Cortina... y lo que yo digo (y tal vez don Manuelito Kant diría) es que particularmente en el internet el pensamiento crítico es una competencia de la que no podemos desprendernos, ni  cuando comunicamos o c
uando reaccionamos ante memes, declaraciones y algunas otras linduras que uno pone en el feis para desatorarse o compartir un sentimiento, una página, un hallazgo con sus amigos.