viernes, 12 de agosto de 2016

El cuerpo como agenda

De pronto uno se mete al huracán de la vida, y puede considerarse afortunada si le da tiempo para leer por las noches... porque en otras actividades no es posible detenerse.
Casi dos meses sin escribir, porque no hubo un momento, y cuando pudo haberlo renuncié voluntariamente a entrar en la red, a veces es bueno desintoxicarse.
Y como sucede con los fenómenos del viento, la tierra y el agua, que cuando se dejan caer sobre los seres humanos sacan a flote aquéllo que está oculto, sea que lo califiquemos "bueno", "malo", "sorprendente" o "milagroso", uno no se libra de las secuelas.
Después de dos meses intensos, donde pasé del alejarme de lo cotidiano - útil siempre para ponerlo en perspectiva - tomé algunas decisiones que poco a poco voy llevando a cabo, decidí hacer cambios y ajustes... y me fui a un viaje que no puedo decir que haya sido descansado - sino todo lo contrario - el cuerpo decidió hablar conmigo... y de pronto me pasa la factura de un montón de detalles... primero la movilidad, después el dolor focalizado, finalmente el brote del pasado en la piel del presente (bonita forma de llamar a algo que - me temo - se llama "herpes zóster intercostal" (no soy doctor, pero ya lo conozco, y cualquiera que haya tenido varicela es altamente susceptible a que el día menos pensado le regrese)... pero no es la lata de algo que no tiene una cura, ni se quita... solo se controla (por cierto, leer de esto en Wikipedia deprime a cualquiera que se mueva alrededor del quinto piso).
Si combino el proceso del brote (que es alucinante, porque uno no sabe ni porqué le duele como le duele el asunto) con la sutileza de una mastografía (¿quién las inventó por Dios?) que hasta el lunes voy a revisar con mi médico... y todo el vapuleo de estas dos semanas... quizá lo más frustrante sea lo que ya veo venir, el resultado de la batería de análisis y otros detalles (se llama "papanicolau") de la consulta me terminará diciendo - me temo - algo como "ponte a hacer algo porque la buena noticia es que solo tienes sobrepeso"... (pero no hay que ser arrogante, uno tiene que ir con el especialista)... "Ah, y herpes zóster intercostal, pero ya se te está pasando"... "y lo de las articulaciones, pues tú sabes que con esos antecedentes"... "pero dado el caso, estás muy bien, solo tienes que bajar de peso" (y sacarme el "Melate", diría yo, con algo me debo consolar)...
Finalmente, ¿cuál es la conclusión ante todo el vapuleo?... pues que la vida sigue, los cambios requieren esfuerzo, pero lo más importante y aquéllo que debiéramos tener presente como parte de una educación que nos debería hacer dueño de nosotros mismos... el cuerpo es nuestra agenda, todo lo nuevo, todo lo gozoso y todos los pendientes nos pasan factura a través del cuerpo... hace unos meses me salí del entorno habitual para experimentar otro  - con condiciones distintas y circunstancias distintas - y allí pude poner en lista de revisión mis pendientes... ¿creía que tenerlos tanto tiempo acumulados no me pasaría factura? ... todo lo contrario, soltar es liberar, y si tienes todavía pendientes en la agenda, algo te los hará evidentes... el cuerpo es la agenda del alma... no podemos dejar que tanta acumulación de pendientes lleven a afectar de manera irremediable el frágil equilibrio que representa el cuerpo... ¿por qué no es un aprendizaje fundamental y parte de nuestra forma de vida?

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