lunes, 6 de junio de 2016

San Cristóbal en modo doméstico

En otras palabras, San Cristóbal desde la perspectiva de una como ama de casa improvisada.
A pesar de que uno decide no refundirse en un hotel, optando por rentar una vivienda amueblada, la vida tiene sus "asegunes" cuando se trata de acomodarse y desempeñar diversas funciones en un espacio ajeno, aunque sospecho que las rentas en espacios con inquilinos como una servidora, abona siempre a favor de la casa (la verdad, por el tiempo y el espacio, es más económico rentar que pagar hospedaje).
Vivo en un espacio que puedo considerar idóneo... lo suficientemente grande para entrar, lo suficientemente pequeño para limpiar de manera rápida... y con espacio al aire libre. Ventajas de quedarse en la parte de afuera de la ciudad.
Sin embargo, equipar una casa equipada tiene sus detalles... hacer el súper y comprar cosas que uno no se imagina que necesita cuando se muda a un espacio con "todo"... por ejemplo, unas tijeras, los complementos para el baño (cada uno tiene sus manías al respecto), los trapos, los limpiadores, un cuchillo que corte como se debe o uno de esos primitivos aparatos como son los exprimidores de jugo manuales y de plástico ... uno reinicia en momentos insospechados... y en recomenzar llevo como $2,000 en puras minucias de supermercado que seguramente y en su mayoría se quedarán en el domicilio que habito... a menos que la vida me de para otra experiencia de rentar casa amueblada "con todo" y a corto plazo (por ejemplo, ahora vente un mes a Tequisquiapan, por ejemplo).
Lo bueno es que la casa si está equipada con chimenea - aunque en esta época del año no es tan indispensable.
En el caso de la lavada de la ropa, en una ciudad donde uno encuentra hay lavanderías cada tres cuadras, puede una peregrinar para descubrir que ninguna de éstas es como aquéllas que acostumbraban en mi pueblo (Satelucmex), donde uno puede poner la ropa en la lavadora, pasarla a la secadora (con doble turno, las secadoras de lavandería nunca secan a la primera ronda), llevar su detergente, etc. en otras palabras donde uno puede lavar respondiendo a sus muy peculiares manías.
Las lavanderías locales dan servicio completo, o no lo dan, en otras palabras hay que dejarles la ropa y recogerla al día siguiente, lo que lleva a otra decisión... ¿cuál dejo en la lavandería y cuál lavo a mano (conforme a mis manías, se entiende)?...es volver a otros tiempos, y en mi caso son muy, muy remotos.
(Una vez que uno descubre electrodomésticos como la lavadora, la secadora, el refrigerador, el horno eléctrico, el micro, la licuadora y el procesador de alimentos... se pregunta cómo se podría administrar la casa antes de semejantes maravillas... perdón, pero ya descubrí que puedo pasármela sin internet, pero no sin lavadora.)
Hablando del internet, este lugar es territorio "Telcel" región 0.05... la conectividad es fatal hasta donde dicen que hay conectividad... en mi casa, el internet lo apañaron los vecinos (estoy en una privada donde la dueña construye cabañas y las renta) y no hay modo de le toque red a la casa; en el centro donde imparto la clase, todos beben de una misma fuente, lo que hace que Aulas IV en el Campus Estado de México parezca un paraíso de conectividad... motivo por el cual pienso que terminaré por hacerme clienta de un changarro donde haya internet gratis, aunque tenga que echarme un día sí y otro también un chocolate bastante decente, en calidad y precio (no he visto Starbucks y espero que no llegue, la variedad local - chiapaneca, mexicana o internacional, es muuuuuy bueeeeena, buenísima, pregúntenle a mi tarjeta).
También tengo que mencionar, en este modo doméstico, a mi secadora de pelo, ayer descubrí que tiene usos no imaginados en otras latitudes, por ejemplo, para secar la ropa después de tres días de lluvia, suficiente lluvia para que todos los zapatos estén mojados y la ropa lleve dos días tratando de secarse (esa que no llevé a la lavandería, la otra la recojo al rato).
En cuanto a los medios de comunicación, yo que soy radioescucha aficionada, la estoy padeciendo entre el noticiario matutino - tan al modo local que si no informa que el PRI-PVEM van ganando las elecciones de ayer, mejor no dicen nada - y las charlas cristianas de las tardes: cuatro o cinco estaciones de FM en donde la música son puros cantos de alabanza y las charlas - ya quisiera Martha Debayle - son profundamente evangélicas, en español, en tzotzil o en ambas lenguas; solo me salva en cuando a la escucha el i-pod, aunque sospecho que tendré que aumentar la variedad de música.
Como no tengo internet, no hay cable, la televisión de esa casa está de adorno y tampoco hay modo de acercarme a Netflix ... llevo una semana sin ver televisión, descubriendo que puedo vivir sin esto pero no sin mis libros (gracias Genoveva Flores por ese encantador "Adiós a los padres") ni mi secadora de pelo, que no me ha servido mucho para el peinado en estos días en donde "llueve y me mojo, como los demás", pero sí ha sido útil para bajar el nivel de humedad de los calcetines.

No hay comentarios:

Publicar un comentario