miércoles, 18 de noviembre de 2015

La vida en equilibrio



Los primeros 15 segundos de este trailer me invitaron a ver la película... con un resplandor culposo como madre: con una formación profesional en educación, siempre supe que me sería muy difícil encontrar una escuela que me gustara para mis hijos. Siendo honesta, con mi hija no he tenido problemas como los tuve en su momento con mi hijo, y es que he aprendido que ninguna oferta educativa es suficientemente buena si no toma en consideración la relación entre profesor y alumno, y esto es lo más difícil de encontrar en una escuela "regular".
"Altamente competitivos", "capaces", "manejo de tecnologías y segundo (tercer, cuarto, quinto) idiomas", "valores"... en muchos momentos son cuadrados donde esperan que encaje un círculo, un rombo, un triángulo... cualquier figura... y en el proceso de convertirse en "cuadrados" se deforma el resultado... altamente competitivos, pero incapaces de respetarse entre ellos mismos... segundos o terceros idiomas, pero no conocen su lengua materna ni pueden expresar ideas de manera clara y congruente... memorizan las tablas de multiplicar, pero no entienden las matemáticas... y aprenden moralina, no la capacidad de juzgarse a sí mismos...
... por eso, para variar, el argumento del Principito no es para niños, es para que los adultos no nos olvidemos que una vez fuimos niños, y que de esta manera tengamos la capacidad de empatizar, alentar... y desarrollar la capacidad de hacerse cargo de sí mismos...
Tengo que confesar que con "El Principito" en mi conciencia, tal vez no soy la madre perfecta, pero no me he dejado atrás a la niña que sigue viviendo en mí.

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