miércoles, 9 de diciembre de 2015

Aguas

La mañana del sábado la niña abrió la cortina de la habitación informándonos que ya había salido el sol... entonces vi al colibrí revoloteando.
Hay quien dice que es un signo de buena suerte, yo pienso que es un destello de esperanza... y pensé que la jornada tendría sus detalles pero finalmente terminaría bien.
Y así fue.
El día anterior habíamos llegado con 5 horas y media de carretera de por medio a Aguascalientes, sin mucho problema dí con el hotel (gracias Google Maps) e inicié los trámites correspondientes. No contaba con que los sistemas de información me harían una jugarreta... la maquinita imprimió un par de "vouchers" denegando una operación que SI me cargó el banco... y me dejó la tarjeta semi-vacía... a 500 km de casa, con poco dinero (suficiente para pagar la noche) y un entripado casi fatal... de cualquier forma y con el apoyo de un par de llamadas medio se resolvió (señores de Banamex, sigo esperando que me regresen el dinero)... y salimos adelante...
... por eso el colibrí fue más que bienvenido.
Medio día excursión al centro... y una catarina en mi brazo... señal dos... buena suerte.
¿Buena suerte? después de una breve y disfrutable expedición por el Museo de la Muerte (si, es necrofílico el asunto, pero es...) vamos pensando en regresar al hotel... ¡y no se para un taxi! (no sé si es buena o mala costumbre mía, si no domino el territorio y tengo poco tiempo, pido un taxi)... ¿y qué pasó con los signos de buena suerte? 40 minutos hasta que uno me dice que si voy para el norte de la ciudad si me lleva... tuve suerte, porque - como me dijo el chófer - en Aguascalientes el taxista elige al pasaje y no al revés... Debo confesar que en esos cuarenta minutos hubo momentos que eché de menos a mi amiga Meche... a ella seguro que sí le hacen la parada a la primera... pero la verdad es que a mi no se me da la pose y el estilo para lograrlo... yo estaba por ponerme a llorar.
El resto de la tarde y la noche, incluso la mañana siguiente, muy bien... objetivo cumplido, asistir a los quince años de mi sobrina, ver a mi prima, abrazar a familia y amigos de hace mucho tiempo... conocer a vista de pájaro Aguascalientes y finalmente reconocer que superé mi radio de manejo por mi cuenta... quizá algún día haga el viaje que una vez me propuse - pero en sentido contrario.
Lo que no podía faltar... que mi hija la emprendiera por su cuenta cuando dije "ya nos vamos" y efectuara uno de sus conocidos y angustiantes actos de desaparición... pero, la esperanza funcionó de nuevo... mirada al cielo para dar las gracias.
Regreso a casa sin contratiempo, en una tarde de domingo que - mientras hay sol - permite que los 500 kilómetros se disfruten, al menos los primeros 400... nubes de pájaros cruzando la carretera, sol, y cielo, ese cielo del Bajío, de los Altos, de Aguascalientes y Zacatecas... azul, frío, luminoso, acompañado del aire frío y el silencio que se puede abrazar.
¿Cómo no quedar invitada al regreso?





Museo Nacional de la Muerte, Aguascalientes.


Escalera (bloqueda) al cielo

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